Y es que, en la lucha contra el abuso y el acoso, es fundamental analizar no solo las acciones de los perpetradores, sino también la complicidad de aquellos que eligen proteger, encubrir o justificar sus comportamientos inaceptables. Lamentablemente, en Puebla Eduardo Rivera Pérez es uno de estos casos que optó por respaldar a los abusadores y acosadores en lugar de apoyar a las víctimas y condenar los actos de violencia.
Por un lado, tenemos al actual caso ya conocido de su coordinador de comunicación general Fernando Cortés, quien trabaja bajo cortinas, esto tras una denuncia de acoso sexual contra una joven estudiante que se encontraba trabajando con este personaje en el Ayuntamiento de Puebla, y le ofreció ser su Suggar Daddy y enviar mensajes indecorosos.
También se encuentra entre sus filas, Michel Chaín, quien es acusado no sólo una sino de varias veces ser un golpeador de sus exparejas sentimentales, entre ellas se encuentra la de Elías Rojas y María Fernanda quien, tras la denuncia de la anterior, pidió justicia no sólo para ellas sino para todas aquellas que han sido víctimas de este abuso.
Por si fuera poco, en septiembre de 2023 se denunció a Víctor Manuel Mayoral, quien ejerció violencia familiar contra Lucía Jeannette V. A., quien fuera su expareja sentimental, llegando este caso al DIF municipal pidiendo apoyo a Liliana Ortiz esposa de Eduardo Rivera quien hizo caso omiso protegiendo a este panista.
No hay que olvidar que Agustín Toquero, titular de la Dirección de Acuerdos y Seguimiento del Ayuntamiento Municipal de Puebla Capital, también ha sido señalado a través de redes sociales como violentador.
Para romper con este patrón dañino, es necesario fomentar una cultura de responsabilidad, transparencia y apoyo a las víctimas y no encubrir o dejar pasar lo sucedido o recompensarlos con mantenerlos dentro de su equipo burlándose de las y los poblanos.
¿Qué clase de gobierno queremos para Puebla?
Al enfrentar la complicidad de quienes protegen a abusadores y acosadores, debemos recordar que el silencio no es neutralidad, sino complicidad. Solo al alzar la voz, denunciar las injusticias y promover una cultura de empatía y respeto podremos construir un mundo donde la protección de los vulnerables sea una prioridad y donde los abusadores y acosadores sean responsabilizados por sus acciones.